viernes, 9 de mayo de 2008

Un raro caso de discreción

Ubicar una vez más al amor de su vida llevó a Noelia a un tipo de esperanza. Hasta las discusiones cotidianas traían una estabilidad: las cosas pueden hacerse de a dos. De a poco todo lo negativo que veía antes se redujo a una porción del mundo.
--Como el famoso no es todo lo mismo. Si el que te garchabas antes desajustó todas las tuercas posibles para que creas en algo no hay por qué no seguir creyendo que existen cosas. Cosas puras--y se ríe disculpando la palabra.
El libro la llama. El libro está casi abierto. Hay algo, la foto de una chica.
Qué chica.
--Un amor de él que no se… "desenvolvió"—Para improvisar conjugaciones perfectas parece Hendrix.
Las fotos digitales son distintas a las de papel de verdad dice, y aunque el argumento no es muy trabajado tiene razón. Noelia no va a decir nada. No soporta los pensamientos tontos. Qué vas a decir por encontrar una foto, dice. Todos tienen derecho a tener una foto, no tengo derecho a meterme. "Yo tengo fotos de Marcos", al que ni siquiera odia porque fueron muchos años que "terminaron con todas las de terminar y con terminaciones". Se pregunta qué esperanza dentro de un libro de lectura reciente. Es la única foto que hizo la mudanza con él hace poco. Noelia no dice nada pero le empieza la tos ésa de cuando está triste.

4 comentarios:

estoesunbardo dijo...

sugerencia: creo que debería agarrar y poner la foto en un portarretrato donde ambos la vean mientras desayunan. las amarguras suelen ser al pedo, mejor los estallidos

una minita dijo...

es más o menos lo que hizo, ud sabe bastante...

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

una minita dijo...

eeeeeeeeeeeeeeeeeeee